El Mar de Aragón (embalse de Mequinenza) se origina con la construcción de la presa que lleva su nombre, en el mismo cauce del río Ebro. Este gran mar interior se extiende a lo largo de 110 km como divisoria entre los Monegros y el Bajo Aragón. Las dimensiones son de tal magnitud que a su alrededor ha cambiado casi todo, el clima más cercano, la economía de algunas poblaciones y hasta el carácter de sus gentes.
Las orillas del embalse son de una belleza tan grande como inesperada. Los barrancos repletos de pinos y sabinas, las playas interminables, los acantilados, las islas, y las riberas pobladas de chopos y sauces son como postales que se alternan en una sucesión sin fin.
En torno al Mar de Aragón, la flora y la fauna típicamente esteparias conviven con especies propias de riberas y humedales. Garzas reales y gaviotas comparten hábitat con milanos y ciervos.